HACE FALTA IMPUGNAR DIARIAMENTE EL SENTIDO COMÚN DE LOS RECORTES

Publicado por Toni Salado el 1/04/2012 en su blog:

http://blocpolitikon.blogspot.com/

Antes que nada, feliz año 2012 a todos y todas.

Empezamos un año que se prevé plagado de políticas antisociales y de retrocesos en derechos sociales y nacionales. El PP las aplicará en toda España amparado en su mayoría absolutísima, y CIU las aplicará en Cataluña tras salir reforzada de todo el ciclo electoral, sin que se haya erosionado su base electoral por los recortes sociales ya puestos en marcha.

En todos los encuentros propios de las fiestas navideñas me hacían la misma pregunta: ¿como puede ser que CIU y PP ganen las elecciones si la gente sabe que recortarán derechos? Si la gente dice que no está de acuerdo con los recortes, e incluso se movilizan en contra, ¿por qué no se refleja electoralmente?

Las respuestas son complejas, pero por decirlo raso y corto: la gente no quiere recortes, pero los considera inevitables. La gente reniega de los efectos, pero asume unas causas presentadas por las derechas y sus corrientes de opinión como incuestionables tal y como, por ejemplo, queda reflejado esta semana en una encuesta publicada por el diario conservador La Vanguardia.

Según la encuesta, un 80% cree que los recortes vienen justificados por una caída de los ingresos, y de aquí se pasa a que casi el 77% piensen que el gasto se ha de ajustar a los ingresos, sin que se pregunte sobre como obtener más ingresos ni quienes los han de aportar, o desviando la atención hacia otros temas, como las transferencias fiscales entre España y Cataluña, donde casi un 75% considera que los incumplimientos por parte del gobierno español son relevantes para justificar los recortes, sin que haya ninguna pregunta en cuanto al destino de las partidas que se deben. Y por redondearlo, se sataniza a los gobiernos de progreso como culpables de la situación, una pauta aplicada por CIU con el gobierno catalanista y de izquierdas, y que seguirá el PP con el gobierno Zapatero.

Las derechas han conseguido incorporar en el sentido común de las clases populares la inevitabilidad de los recortes, acompañadas de un sentimiento de miedo y de inseguridad que lleva a la autoculpabilización, a una socialización injusta de los efectos de la crisis, sin cuestionar quien es responsable directo, en qué grado, y quien debe reparar los daños y en qué grado. Se nos iguala en la culpa, se nos desiguala en el castigo. De hecho, las clases populares y trabajadoras habrían de estar exentas de castigo, al no ser responsables de la crisis, mientras que el capitalismo financiero sale indemne, y aprovecha su posición hegemónica para aumentar su dominio en todas las esferas sociales.

Ante este hecho, la izquierda social y política tiene que afinar en su acción cotidiana, si quiere revertir la hegemonía de las derechas. Hasta el momento, hay una movilización intensa por denunciar los efectos de los recortes, especialmente en el ámbito de la Salud, donde se multiplican las iniciativas populares contra los recortes sanitarios. Las ocupaciones de Centros de Atención Primaria, las movilizaciones en los hospitales, y de otras iniciativas son necesarias, y hace falta aumentar su incidencia y presencia, pero a la vez hace falta concienciar sobre las causas, impugnar la lógica que las legitima, que hace inevitables los recortes a los ojos de mucha gente trabajadora. El mantenimiento de los servicios sanitarios es una lucha justa que hace falta acompañar de un discurso que ofrezca razones para demostrar, por ejemplo, que hay maneras de generar ingresos y controlar el gasto para mantener y ampliar los derechos sociales.

En este sentido, las fuerzas políticas de izquierdas, las organizaciones sociales, el sindicalismo de clase, los movimientos sociales como el 15-M, debemos redoblar esfuerzos por conjugar protesta y propuesta. Más que radicalizar las formas de la protesta para aumentar su resonancia, hace falta darle un relato completo, politizarla en el sentido de insertarla en un discurso global que señale las causas y a los principales responsables, los poderes económicos y financieros, además de denunciar a los que ejecutan los efectos, los gobiernos conservadores.

En este 2012 tenemos el reto no sólo de responder a los recortes, sino de impulsar una pedagogía cotidiana ejercida desde la proximidad, articulada en torno a propuestas de mínimos ampliamente acordadas, y expresada con lenguaje propio, que siente las bases de un nuevo sentido común popular, esencial para construir una nueva mayoría de progreso.